Intentos desesperados por cambiar una realidad que no quiere ser modificada... al fin de cuentas, a veces no es la realidad, sino uno el que debe cambiar, tomar otros rumbos. La decisión es difícil, se buscan alternativas, pequeños retoques posibles que alivien el dolor y disminuyan la ansiedad... pero creo que estos son tiempos de cambios fundamentales. No siempre nos agradan las posibilidades que se nos presentan. La pregunta es: ¿Vale la pena correr el riesgo de un cambio pequeño, cuando todo puede quedar igual, cuando uno ve que los resultados desembocan, como en un embudo, hacia la misma realidad que queremos evitar...? Mi razón dice que no... aunque a mi corazón le duela... Tomar decisiones que afectan a 3ros siempre me costó... Pero el dolor tiene un límite. Amar hasta que duela tiene un límite... Y es que el corazón no siempre aguanta... Es difícil encontrar el equilibrio entre el corazón y la cabeza. En definitiva, somos los artífices de nuestra vida... y esta es consecuencia de nuestras decisiones, malas o buenas. Pero hay que jugarse. Hay un bien mayor, creo, que no es la satisfacción inmediata. Hacia allá intento ir... Aunque no sea fácil... Aunque duela y haga doler... Siempre hay un futuro mejor, o al menos la esperanza de encontrarlo.
domingo, 23 de diciembre de 2007
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