miércoles, 13 de febrero de 2008

Caminar con Esperanza

Muchas cosas me han pasado en estos últimos tiempos. Basta leer los posteos anteriores. Pero sobre todo estas dos últimas semanas creo fueron muy fructíferas. Aprender del dolor, de los errores... Por supuesto primero hay que reconocerlos como tales. Tantearlos, acariciarlos, hacerlos propios. Menuda tarea... Es un trabajo que exige un encuentro con uno mismo y, para eso, tiempo. A mí me cuesta esto de darme tiempos. Alejarme un poco de la gente, y tratar de mirarme con claridad. Sobre todo me costó al principio. Tuve que dejar muchas cosas temporalmente en el camino. Vacaciones, que las llamé. Pero van dando sus frutos. El aprendizaje es arduo, pero estoy dispuesto a realizarlo. Porque nunca acaba...
Sé que puede ser difícil para los demás entender esto. Sobre todo para quien no fue viviendo la experiencia conmigo, o por quien se vio conmovido por las distancias... o por quien no ha vivido la experiencia. Pero hay cosas que son muy personales.
Ahora creo que mi corazón está dispuesto a volver a acortar distancias, a generar nuevos espacios de diálogo, a brindarse sin rencores y sin necesidad de pedir explicaciones... Sencillamente, desde la paz que lo inunda, recibir y estar dispuesto a ser recibido. Disfrutar del encuentro con los amigos, del trabajo comunitario con los niños y los jóvenes por los que vivo y mi corazón late, la experiencia misionera que siempre me conmovió profundamente...
Definitivamente, no soy una nueva persona. Soy el mismo de siempre, pero consciente de mis errores y tratando de aprender de ellos. Tal vez, tan solo maduré un poco. Y en esto mi hija es fuente de sabiduría.
Gracias a los que me bancaron siempre (mucho o poco, pero que estuvieron en los momentos justos), perdón a los que lastimé, y que Jesús nos reúna a todos en un abrazo lleno de Paz, para que podamos juntos seguir construyendo el Reino.

lunes, 21 de enero de 2008

Las broncas y los arrepentimientos... (o Educando a papá)

Ya está... Pasó el mal momento... La sabiduría de los hijos no tiene límites. Y su amor tampoco. Con el corazón nos regalan con toda su sencillez, las "recetas" de la felicidad... Amor, Perdón, y más Amor... Que las negaciones, malentendidos o rejunte de sentimientos no se apoderen del corazón... Ojalá te hiciera caso más seguido, Maru...
Gracias por el regalo de tu existencia... por tu Paz... por estar...
Como dice la canción que A. Filio escribe y canta a su hijo:
"Cuando dejas tus zapatos
pegaditos a los míos, no sé bien
no entiendo bien si estoy
construyéndote un futuro
o curándome un pasado
pero sé que este cuento no acabó
no terminó".
Y en verdad no entiendo bien, pero sí se que mi amor por vos es incondicional. Y te merecés eso y más... La Paz va llegando a mi corazón. Gracias, Maru, por enseñarme el camino...
El Posteo anterior no lo borro (aunque me gustaría hacerlo), porque queda ahí el comentario de María de la Paz. Para recordarme, para recordarnos, que dejarnos llevar por las broncas es mal camino. Espero haberlo aprendido. De una buena vez.

martes, 8 de enero de 2008

Corazón herido

Cuando uno piensa que todo ha pasado, ocurre lo impensado... Qué doloroso es sentir que uno no puede estar donde siente que su corazón lo reclama... No poder estar ahí, compartiendo con la que siento desde siempre es mi gente... Cómo vuelve la bronca... la que no deja pensar, la que no deja acercarse al perdón...
Mañana podría estar ahí... Debería estar ahí. Pero no. Las puertas se cerraron. No valió pedir disculpas. Cuando los corazones sangran, suelen salpicar. Es cierto. Hoy estoy así. Posiblemente también lo esté toda esta semana. Es inevitable. Es injusto.
¿Soy merecedor de esta “exclusión”? Es probable... No fue un año en que haya hecho las cosas bien. Lo sé... cuánto tiempo deberá pasar... siento que hoy la herida no se cura... hoy sangra, de verdad. Y se resiste a cerrar...

Corazón oscuro,
corazón con muros,
corazón que se esconde,
corazón que está dónde,
corazón en fuga,
herido de dudas
de amor.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Decisiones

Intentos desesperados por cambiar una realidad que no quiere ser modificada... al fin de cuentas, a veces no es la realidad, sino uno el que debe cambiar, tomar otros rumbos. La decisión es difícil, se buscan alternativas, pequeños retoques posibles que alivien el dolor y disminuyan la ansiedad... pero creo que estos son tiempos de cambios fundamentales. No siempre nos agradan las posibilidades que se nos presentan. La pregunta es: ¿Vale la pena correr el riesgo de un cambio pequeño, cuando todo puede quedar igual, cuando uno ve que los resultados desembocan, como en un embudo, hacia la misma realidad que queremos evitar...? Mi razón dice que no... aunque a mi corazón le duela... Tomar decisiones que afectan a 3ros siempre me costó... Pero el dolor tiene un límite. Amar hasta que duela tiene un límite... Y es que el corazón no siempre aguanta... Es difícil encontrar el equilibrio entre el corazón y la cabeza. En definitiva, somos los artífices de nuestra vida... y esta es consecuencia de nuestras decisiones, malas o buenas. Pero hay que jugarse. Hay un bien mayor, creo, que no es la satisfacción inmediata. Hacia allá intento ir... Aunque no sea fácil... Aunque duela y haga doler... Siempre hay un futuro mejor, o al menos la esperanza de encontrarlo.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Abrazos

En los momentos de crisis aparece la gente... actúan, dan una mano (siempre importante)... pero después desaparecen... Tal vez cuando uno más los necesita, cuando hay que elaborar todo lo que pasó... cuando después de la tormenta hay que encontrar camino entre el barro... Esto no desacredita lo actuado... pero cómo duele la soledad!
Es la necesidad del abrazo... de sentir, como dice Galeano, que

"Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano".

Los abrazos son curativos. Aflojan nuestras tensiones, alivian el alma, dan una hermosa e inexplicable sensación de paz...
Hay abrazos que se piden... son fruto de la necesidad de contención, de cercanía, de sentirse acompañado... Otros que se dan, porque vemos la fragilidad en el otro, tal vez su soledad, o su dolor. Hay veces que nos dejamos abrazar, que permitimos que de nuestro corazón salga la transfusión que el otro está necesitando... Otros que buscamos, porque nos sentimos solos o angustiados...
Los abrazos se dan y se reciben. Puede darse una u otra circunstancia. Pero no puedo negar que cuando estas coinciden, es cuando más nos reconfortan. Y lo digo ahora cuando, necesitándolo, no he podido compartir ninguno...

domingo, 18 de noviembre de 2007

Preguntas

Qué juegos peligrosos jugamos a veces... sobre todo cuando nos exponemos a situaciones que no nos quedan cómodas, sólo por hacer sentir bien a los demás...
¿Hasta dónde debemos dejar de lado lo que somos o sentimos para no hacer sufrir a los demás? ¿Porqué aceptamos jugar situaciones absurdas sólo para que el otro sane sus heridas? ¿Y las nuestras? ¿Y las mías?
Duele cuando uno se expone y recibe por respuesta sólo incertidumbre, o silencio, o soledad... y entonces la pregunta... ¿para qué?
Tal vez deba comenzar a pensar un poco más en mi... Aunque sienta que no sea mi esencia... Aunque después me duela...
Preguntas, más preguntas... y yo tratando de encontrarme a mí mismo...

jueves, 15 de noviembre de 2007

Historia con final...

Soledad. En los peores momentos. Cuando se necesitan el abrazo y el oído atento. Cuando buscamos certezas y sólo hallamos vacío.

Angustia. Que desgarra por dentro. Que necesita la mano atenta y cariñosa que la extirpe del pecho. Que busca salir, y sólo encuentra muros.

Bronca. Porque las cosas no salen. Porque lo que sale apesta. Porque en mi angustia y mi soledad, siento que este cuento acabó.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Vuelos


Es raro escribir sobre esto... sobre todo para mí... Es raro sentir cómo se alejan algunas personas... La amistad es un sentimiento que siempre atesoré. Por eso trato de estar siempre que me necesitan... tal vez por eso a veces me pongo tan exigente, aunque no debería. No todos lo ven de la misma manera.
Hoy veo cómo alguien a quien quiero muchísimo va tomando distancias... siempre me superaron estas situaciones. Me conmueven profundamente, y trato de recuperar, de acortar las distancias. Pero en la amistad son dos los que elijen... no basta con la voluntad de uno sólo...
Por eso escribo: no ya para recuperar lo que no está, sino para tratar de comprender y que la herida vaya cicatrizando. Seguramente yo también tuve que ver en este distanciamiento. Pido perdón. Y dejo volar. Aunque me cueste...